Desde pequeño él sentía alegría al saltar, y la emoción incrementaba cuando esos saltos le hacían sentir que volaba mientras atrapaba el balón, y no como Supermán, sino como Sebastián Viera, su referente, el actual portero del Júnior de Barraquilla. De esta manera Yefri empezó a descubrir que lo suyo era ser portero y lo confirmó con los elogios que recibía por cuenta de sus entrenadores y compañeros “¡Qué atajadota! ¡Qué aquerazo sos!”
“Desde muy pequeño me gustaba tirarme a agarrar el balón; además, una de mis grandes inspiraciones siempre fue Sebastián Viera, el portero del Júnior. Yo lo veía y sentía muchas ganas de ser como él”
Desde aquel 4 de marzo de 2006 cuando Yefri Quintero Holguín nació en el municipio de Olaya, occidente de Antioquia, ha sido un orgullo para su padre Wilder Quintero y su madre Verónica Holguín. Sus primeros años los vivió en este pequeño, pero bello municipio antioqueño. La agricultura era la manera en que su familia se ganaba el pan de cada día; despertar antes de que saliera el sol para arar la tierra, sembrar, recoger el café.
“Siempre hemos sido del campo, nos levantábamos a coger café. La vida nos trajo a Medellín, en este momento vivimos en San Antonio de Prado. (…) Mis padres son el motivo para seguir adelante, ellos me motivan a seguir; deseo retribuirles todo lo que han hecho por mí.”
La vida los trajo a él y a su familia a Medellín, actualmente reside en San Antonio de Prado con sus padres y sus hermanos Kevin y Jeferson, ellos también son parte fundamental de su vida. Yefri llegó a nuestro Club Deportivo Palmazul gracias a que uno de nuestros scouts vio enorme talento en él. Su agilidad y reacción dan cuenta de todo lo que es capaz de hacer bajo los tres palos.
Quintero, quien mide 1,77 metros, es portero de nuestra categoría 2006, con la cual ya ha participado en la fase final de la Liga Pony Fútbol en Bogotá y el año pasado fue jugador destacado en la Liga Antioqueña, donde nuestro equipo llego a la semifinal de esta competencia. En un vibrante 1-1 ante Atlético Nacional; el partido se definió desde el punto penal, Yefrí voló y consiguió atajar un penal; aunque no se logró el pase a la final, tanto los entrenadores, las directivas y los padres, nos sentimos muy orgullosos de este gran equipo.
“El partido que más recuerdo es el de la semifinal de la Liga Antioqueña. Jugamos contra Atlético Nacional, es un equipo al que todos quieren enfrentar. Les mostramos gran fútbol e incluso merecíamos la victoria; sin embargo, el fútbol a veces es esquivo y ellos se llevaron la victoria”
El fútbol no se trata de individualidades, y eso lo tiene claro Yefri. Habla de sus compañeros de equipo como si se tratara de sus hermanos, son una familia. Siempre hace énfasis de la admiración y gratitud que siente hacia ellos. No titubea al expresar que extraña verlos de nuevo y ponerse la camiseta para disfrutar del fútbol, defender los colores de Palmazul y sentir que vuela de palo a palo.
“Los profesores siempre se han preocupado por mí. De todos he aprendido un poco, ellos siempre han estado ahí para apoyarme. (…) A mis compañeros los extraño mucho. Extraño saludarlos, abrazarlos, reír con ellos y compartir en la cancha; disfrutar de lo que tanto nos apasiona: El fútbol. Los extraño porque para mí ellos son como mis hermanos».
Es consciente de que aún hay mucho camino por recorrer y muchos sueños por cumplir, como el de trabajar arduamente para regalarle una muy bonita casa a sus padres. Ellos son el motor de su vida y desea retribuirles todo lo que han hecho por él y es por eso que combina el fútbol con el estudio, cursa el grado noveno en la Institución Educativa Corvide.
Esta es parte de la vida de Yefri Quintero, originario de la región que, en algún momento, habitaron los indios Nutabes, aquella raza de guerreros que luchó por defender su territorio en la época de la colonización. Y como los Natubes, Yefri defiende con entrega y corazón la portería de Palmazul.